2 de marzo de 2013

Convivencia

Entre las necesidades básicas del ser humano se encuentra una en especial que tiene que ver con su entorno social, se trata de formar parte de un grupo social; o como hoy en día se le llama comunidad, y esta es convivencia. 


Para que esto sea posible una persona debe desarrollar ciertas habilidades para convivir, que en general es llamada “inteligencia social”. Estas pretenden desarrollar la capacidad de entender y manejar a las personas para actuar sabiamente solo en relaciones humanas. Hablando específicamente de la convivencia se trata de conocer y respetar al otro. Hablar, escuchar e incluso debatir de manera no violenta encontrando acuerdos, respuestas y soluciones son las características por las que una persona logra una convivencia estable.


El ser humano cuenta con una gran capacidad de adaptación por lo que ha logrado sobrevivir en cualquier entorno en el que se encuentre; si este no es el caso, tiene la opción de moverse hacia otros lugares de mejor condición para establecer una comunidad, buscando así satisfacer sus necesidades alimenticias y convivir plenamente con la naturaleza de manera segura y con los mismos integrantes de la comunidad. 

Cuando nos ponemos a reflexionar sobre nuestra vida; lo primero que podemos decir es que somos un ¨yo¨; un ser que se encuentra en el mundo, que nuestra vida consiste en interactuar con todas las cosas y personas que podemos hallar en el, pues la esencia del hombre es el resultado del conjunto de las relaciones sociales concretas que se han mantenido a lo largo de su vida. Por este medio ha prevalecido conocimiento tanto para explicar los fenómenos naturales que nos rodean, los eventos y acontecimientos sociales de nuestros antepasados; y finalmente de la vida misma.

El tipo de trato que tengamos con las personas y que ellas tengan con nosotros determina (en parte) nuestro modo de ser y nuestra personalidad. Si estas relaciones han sido favorables es porque han satisfecho nuestras necesidades psicológicas básicas y un tanto sentimentales; tales como: aceptación, afecto, respeto y autoestima. Contando también si se han proporcionado las condiciones adecuadas para el desarrollo, entonces la personalidad, crecerá y el individuo estará a disposición de asimilar los valores y las normas de la sociedad.

Si la sociedad le dice ¨si¨ a un individuo, este en reciprocidad responderá con un sí. A este proceso básico de formación de la personalidad se le llama socialización. Pero si al contrario, si ha vivido relaciones negativas, entonces se desarrollara anormalmente y como consecuencia el sujeto responderá con un resentido no. Esta actitud se manifiesta por una conducta antisocial, porque no se ha desarrollado con normalidad el proceso de socialización.

Podemos ver entonces la importancia de desarrollar una buena convivencia y además siempre llevarla a la práctica pues está presente en todos partes; tanto en la escuela, el hogar, el trabajo y en la misma calle. Así mismo encontramos una respuesta al desarrollo poco armonioso y estable que pueden tener las personas en la sociedad.






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