Los movimientos ambientales mexicanos
dedicados a la conservación o el desarrollo sustentable de las zonas naturales
han existido desde la época colonial, por lo que podemos decir que no es un
movimiento que ha surgido en las últimas décadas, pero sin embargo es conveniente
precisar que han tenido mayor relevancia así como reconocimiento por parte del
Estado desde hace algunos años.
El objetivo principal de los
movimientos ambientales consiste en realizar un cambio profundo en la relación
que la sociedad establece con su medio, sobre todo en la explotación de los
servicios ambientales y el desecho de los derivados para su transformación,
adicionalmente es un movimiento al que se le caracteriza por su reconocimiento
científico, además de su preferencia por formas de manifestación y resolución
de sus conflictos por la vía institucional.
El gobierno mexicano demuestra el papel "preferencial" a las construcciones de obras públicas negociando o simplemente anulando aquellos grupos que se
oponen a su construcción por la vía de grupos armados, siendo este una de las
muchas opciones que podría utilizar el Estado para lograr la construcción de
ciertas estructuras sin tomar en cuenta la opinión de la
población.
Finalmente se habla de la teoría de
movilización de recursos (TMR), la cual tiene dos supuestos básicos: el primero consiste en un grado
mínimo de organización y planeación, para el segundo; que los individuos tengan una noción de
los objetivos que buscan lograr con sus actos, en otras palabras esta teoría
enfatiza en la idea en que todo movimiento social es impensable sin medios que
le permitan lograr sus fines.
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