16 de octubre de 2015

4 Drogas


En la mañana siguiente; ya no había nadie, uno de los jóvenes que conocí la noche anterior me llamo para hablar directamente conmigo. Esa situación me preocupo en un inicio, consideraba que tal vez no estaría de acuerdo con quedarme en aquel lugar y que me pediría que me fuera.

Fue muy directo en sus palabras, me comento que ellos se dedicaban a vender droga y que muchas personas iban a la casa para comprar “grapas” (es la forma en la que la venden). Además en ocasiones la consumen entre sus colegas dentro de la casa o en la calle, pero que por ningún motivo aceptara consumirla si es que en algún momento alguno de ellos me lo ofrecía; incluso si fuera él. Por ello tienen cierto conflicto con la policía la cual frecuentemente va a registrar la casa.

-Te puedes quedar, yo no tengo ningún problema, pero te pido que nos ayudes a realizar algo de limpieza en la casa; piénsalo-  

Durante todo el tiempo en el que Quirino me contaba esta situación, yo me quede escuchando y sin dudarlo acepte su condición. A partir de ese momento comprendí que no es correcto realizar juicios sobre las personas que no se conocen basándose en apariencias o en este caso por la actividad que hacen.


Reconozco que lo primero que se me vino a la mente al escuchar que se dedicaban a vender droga, fue aquella imagen de lo que socialmente se conoce como un narcotraficante. Pero el hecho de que me haya brindando la oportunidad de habitar en aquel lugar sin pedirme algún tipo de renta, y con ello salvándome la vida, se había ganado mi respeto.


No hay comentarios: