Para Mumford, una premisa que da origen a las ciudades es la necesidad del asentamiento, una necesidad de carácter animal, la cual se expresa como la búsqueda de estabilidad, seguridad y resguardo ante el peligro. Pero la diferencia consiste en que el origen de todo asentamiento humano estable se encuentra la tradición, la cultura; es decir la expresión de un contenido espiritual.
Para Finley la ciudad nace; más que de la producción industrial y del comercio, de la propia agricultura, Pues solo fueron posibles a partir del momento en el que se desarrolla la capacidad para producir un excedente de alimentos.
La agricultura está en la base misma de la sedentarización, puesto que exige la permanencia y ésta propicia el arraigo. Al efectuarse este proceso, el hombre empieza a construir sus viviendas y, al juntarse diversas voluntades con este propósito, se inician los primeros poblados o aldeas.
Lo que desparece de la aldea en la ciudad son los vínculos primarios, La idea comunitaria del “nosotros” se convierte en una multitud de “yos”. En otras palabras el inicio de la propiedad privada, la cual separó a aquellos que integraban la aldea en diversos subgrupos.
Toynbee considera que el intercambio comercial es una condición imprescindible, ésta asume siempre la forma de trueque de productos secundarios que ofrece la ciudad por productos primarios que brindan las comunidades no urbanas.
La utilización de la fuerza animal con fines productivos, utilización de la rueda, desarrollo de procesos químicos útiles para el aprovechamiento de los metales son adquisiciones del hombre Neolítico que hicieron posible el surgimiento de las ciudades según Childe.
Fuente:
Lezama, José Luis (1993), Teoría social, espacio y ciudad, México, Ed. El Colegio de México, pag: 35 - 43.
Fuente:
Lezama, José Luis (1993), Teoría social, espacio y ciudad, México, Ed. El Colegio de México, pag: 35 - 43.
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